martes, 10 de marzo de 2009

El Circo del Rey 1era Parte

Circos como los conocemos, son grandes carpas rodeadas por remolques de algunas décadas atrás. Muchos de los circos que conocemos tienen las mismas actuaciones, los mismos personajes. En general estos circos van de ciudad en ciudad, pueblo en pueblo, buscando clientes y niños a quien hacer sonreír. Payasos, tigres, gordos y flacos, divertidos hombres en sancos que nos dan la ilusión de ser altos como los arboles y finos como el palo de una escoba. Mientras las mentes vuelan en los circos, los actores, los escenógrafos y todo un grupo de gente orquesta una gran telaraña de hermoso trabajo y fino arte para llenarnos el corazón de alegría. El caso del circo del rey no era igual. Si bien era un circo, sus personajes no parecían los de siempre. Su carpa, era de tela nueva, de colores fuertes y obscuros. Los actores vivían dentro de otras carpas y nunca llegaba, mas bien, cuando la gente se despertaba con su rutina, al abrir sus ojos, veía la carpa. Ésta también decorada de carteles alegres y de grandes letras, que nos invitaban a ver el circo del Rey, un circo donde la magia esta dentro de las mentes. El circo si bien era imponente tenia una única entrada, la cual era custodiada por un lúgubre hombre alto y maquillado como un triste payaso. Rémige Zen se llamaba y guardaba bien de su tarea, la mayoría de la gente que lo conocía lo llamaba “nada” ya que su vida aparentaba una cierta y relativa tranquilidad. El costo de entrar al circo parecía irreal ya que todos entraban gratis, mas claro que después las contribuciones para cada acto se realizaban a la gorra. Rémige siempre entregaba a todos un papel con su asiento y por extraño que pareciera nunca faltaban lugares. Parecía una obra del bien lo que el circo traía, pero cuando todos entraban las ilusiones parecían volcarse en magia. La carpa grande desde fuera, parecía crecer enorme cuando uno ingresaba. Los colores fuertes se volvían apagados por dentro, como si el interior fuera de terciopelo. Las luces eran tenues, apenas iluminaban las tribunas donde todos se colocaban e intentaban buscar el numero de su asiento comparando la con la letra casi ilegible de Rémige. Cuando uno se sentaba en esa tribuna y miraba al centro del circular escenario se daba cuenta que se encontraba en una total obscuridad. Era como mirar al infinito mirar a la obscuridad que ahi yacia. Quizas en estos momentos varios se pregunten por que lo se. Aquí es donde empiezo a contar mi historia, la historia del rey esqueleto. Banarian Descastes fue mi nombre algún día, sepan que todos en los circos borramos nuestros nombres e intentamos nuevos donde la imaginación pueda entender y la mente olvidar, mas joven que lo que soy hoy y cuando conocí el circo. De la mano de mi familia fui al circo, donde un Rémige tan joven como yo parecía intentar ordenar la gente que entraba, un poco desordenada si, pero parecía estar aprendiendo bien su trabajo. Una vez sentado, vi al Rey. Como pode decir quien era el rey y no morir intentando guardar tanto en tan poco como un nombre? El era amor, era odio, era peligroso mas también era de una mirada cálida. El Rey maravillo a todos los que estuvieron ahí. Joven como era, disfrute de cada uno de los espectáculos que se presentaban. A mi parecer el Rey tenia a los payasos mas raros, a los animales mas reales y los enigmas mas intrigantes. Pero el Rey quería mas. El rey necesitaba una atracción principal, donde el pudiera ser llevado una vez que, ya como mortal, no este a cargo del circo. Necesitaba un legado. Afuera del circo, ya terminada la función, me aproxime a el y con ojos claros le pedí que me deje estar a su lado para el circo. Con una risa contagiada pasaron unos segundos, pero al ver que no parecía ser un chiste me pregunto que edad tenia. 10 conteste, mas que suficiente para hacer lo que quisiera. Esta vez solo una sonrisa dibujo en su cara y me pidió que le demostrara que era digno.
Desde niño siempre tuve la habilidad de entretener a mi familia, de las miles de cosas que hacia siempre tenia una gracia de apagar todas las luces, dibujar un esqueleto en mi cuerpo y aparentar con cierta inocencia una desaparición del cuerpo. Esta vez mientras preparaba mi acto la luz de una idea se encandilo en un cajón de utileria. Allí estaba, la corona del rey. Si bien era un elemento mas de utilería fue lo que use para demostrarle al Rey quien yo era. Así lo hice y gane mi puesto, ya que la historia de como lo hice es otra historia. Luego de hacerlo me uní a un grupo de jóvenes, todos dispuestos a ser los nuevos Reyes. Eramos el futuro elenco de un show especial. El rey nos educo, nos llevo a crear actos magníficos con nuestros dones. Fuimos la magia y la alegría de miles. Vivíamos en la sombra y aparecíamos en las mañanas para sorprender al mundo. Crecimos si, pero la competencia fue tan feroz que decidí alejarme. Años pasaron y el Rey murió. Mas solo dejo una nota diciendo “El rey esta entre ustedes”. Hoy volví. Hoy me encuentro sentado aquí viendo a quienes conocí. Acaso no es fantástica esta visión ?